Te odio.


Él entró y la besó,
pero ella no respondió.

Era la rutina de siempre.

Había un sofá amarillo
que invitaba echarse a dormir.

Apretó su frente,
se apretó el corazón.

Bebió un buen trago de cerveza,
habló de su trabajo,
de sus proyectos para hoy y nunca jamás.

Ella callaba

Recordó tantos años de amor y tantas noches de pasión.
Las palabras más tristes ahora.

Al final calló con el silencio de ella.

Se acercó hasta sus labios para besarla de nuevo,
y lloró porque ella no estaba.

Se fue hace tiempo para siempre.

Te odio le había dicho.

Hace años se marchó para siempre.


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