De ti aprendí a bailar.



Vaya con las luces de neón, y si no con el humo de los cigarros,
o el sonido de la música ensordecedor,
pero no eran las luces de color, o el humo de los cigarrillos,
aquella noche de principios de verano, en el Menphis.
Bailabas y bailabas para mi solo, para mí, para todos,
para aquel apuesto galán (recuerdo aún su tupé engominado)
mientras Lob reía y carcajeaba, me gritaba,
bebiendo cubatas sin parar. Pobre Lob, dónde estará ahora.
Mejor no pensar. La música sonaba “ Chiquilla ! ”
Aquella discoteca, la playa, el baile, y luego nuestros cuerpos
desnudos en el mar, el roce del agua fría,
besándonos entre las olas, y Lob borracho nadando a nuestro lado
Pobre Lob dónde estará ahora. Fue tú último baile para mí.
Aún así, siempre gracias, porque aprendí de ti a bailar.

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