Paseando enredada en mí.


Paseando enredada en mí vemos despertar la ciudad.

Mis manos en tu blanca cintura,
y las tuyas impacientes.

Viendo nacer la mañana,
paseamos en el silencio,
unidos como el jazmín y la madreselva.

Sentada tan próxima a mí que no nos podíamos ver,
te sueltas el pelo,
te aparto el cabello para mirarte a los ojos,
y te beso con prisa pero suave.

Al final nos rodeo la completa soledad,
cada uno en su frío abismo.

Ahora pienso en imágenes congeladas en una foto,
y cada vez que recuerdo esa mañana,
así te veo, así nos veo,
detenidos para siempre en un papel.


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