OJOS DE CHINITA
No sé si es tu sonrisa alegre,
o tus ojos de chinita.
O quizás la magia de tus labios carnosos perfilados entregándome tu amor infinito.
O tal vez las montañitas de tus mejillas únicas que siempre me recuerdan a mi madre.
Puede que sean esos lunares que invaden tu cuello y te dan esa belleza extrema y exótica.
No.
No lo sé.
Y eso que te conocí llena de miedos.
Me decías: - Lo siento. Son mis miedos.
Te conocí con una cajita que llevabas en tus manos.
En el lazo se leía: AQUÍ ESTÁ MI CORAZON ROTO. YO HUYO DEL DESAMOR.
Y yo. Te conocí. Aún sabiendo que llegaría el invierno y seria duro como los gélidos amanaceres en Siberia. Aún así jamás dejaré de estar a tu lado.
Así quizás aprendieras que cuando se ama de verdad nunca se abandona. A pesar de mil trabas.
Ya lo sabes bien.
Todo empezó con un sexo de usar y tirar.
Y
a
q
u
í
e
s
t
a
m
o
s.
Aquí estoy.
Valientes los dos.
Me atrevería a decir: enamorados los dos no, lo siguiente.
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