El amante eterno.


Yo soy el amante eterno,
el Don Juan, el clásico,
el que ha existido siempre,
el marinero de piernas fuertes y,
anchas espaldas,
el que con su barca penetra,
en tu ensenada estrecha y tranquila.

Yo soy el del cerro yermo y estéril,
el ancho y moreno,
el gladiador marcado de cicatrices,
heridas de mil amores rotos.

Yo soy tu amante pícaro,
el que conoce tu cuerpo,
el que sabe donde besarte,
el que te dibuja poemas en la piel.


Soy el que te arranca las ropas,
el que te besa tranquilamente,
el que te muerde,
el que te baña,
el que se enreda en tí.

Soy el que te ata,
con mis manos, con mis dedos,
el que recorre tu cuerpo,
el que tiembla.

Yo soy él, el eterno,
el antiguo,
y también soy el amante nuevo,
el desconocido,
el que te emociona,
el ave Fénix,
el que renace de cada fuego.

Yo soy tu amante eterno.

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